jueves, 3 de noviembre de 2016

Jesucristo es el Sol espiritual.- Karl von Eckartshausen (1752-1803)


Si tu ojo fuera simple, resplandecería todo tu cuerpo” 
(Lc 11:34)


El ojo interior del hombre es la razón, “potentia hominis intellectiva mens”.

Si este ojo interior es iluminado por la luz divina, se convierte en el verdadero sol interior por el que conocemos todos los objetos.

Mientras la luz divina no ilumina este ojo, nuestro interior vive en las tinieblas. La aurora de nuestro interior comienza cuando esta luz se levanta.

El sol del alma ilumina nuestro mundo intelectual, como el sol exterior ilumina el mundo exterior.

Así como a la salida del sol exterior los objetos del mundo sensible se hacen poco a poco visibles, a la salida del sol espiritual los objetos intelectuales del mundo espiritual o razonable llegan a nuestro conocimiento.

Así como la luz exterior ilumina el camino de nuestra peregrinación, la luz interior nos ilumina la vía de la salvación. 

Pero, así como el ojo exterior del hombre está expuesto a diferentes peligros, el ojo interior también lo está.

El ojo interior debe conservarse sano, puro e inalterable; entonces, como el ojo exterior, podrá elevarse hacia el cielo. Del mismo modo que el ojo exterior puede mirar el firmamento, las estrellas y el sol, también el ojo interior puede ver todo el cielo, los ángeles y a Dios mismo, tal como está escrito: 

Sellada está sobre nosotros la luz de tu rostro” (Salmos 4:7). 

Haré pasar todo mi bien delante de tu rostro” (Éxodo 33:19).

¡Qué grande es el destino del hombre interior!

Su espíritu puede elevarse hasta los ángeles y las inteligencias supraangélicas, puede llegar hasta el trono de la divinidad y ver en sí mismo todas las magnificencias del mundo divino, espiritual y físico. “Aparta tu ojo, que no vea la vanidad” .

Retira tu alma, tu ojo interior, de todo lo que no sea Dios, ciérralo a la noche del error y del prejuicio, y no lo abras más que al Sol del mundo espiritual.

Jesuscristo es el Sol espiritual. Así como el sol exterior posee luz y calor, y lo vuelve todo visible y fructificante, este Sol interior hace que todo sea susceptible de ser conocido en el espíritu y activo en el corazón; pues la sabiduría y el amor son sus fuerzas, y la razón y la voluntad del hombre sus órganos. Él perfecciona nuestros poderes con la sabiduría y nuestra voluntad con el amor.

La Nube sobre el Santuario