miércoles, 18 de enero de 2017

El descenso de la Gracia.- Teófano el Recluso (1815-1894).


«En primer lugar la gracia muestra al hombre su pecado, lo hace surgir ante él y, colocando constantemente ante sus ojos ese terrible pecado, lo conduce a juzgarse a sí mismo. Le revela nuestra caída, ese espantoso, profundo y sombrío abismo de perdición donde ha caído nuestra raza por la participación en el pecado de Adán. 

Lue­go, poco a poco, otorga una profunda atención y el enternecimien­to del corazón en el momento de la oración

Habiendo preparado así el vaso, de una manera súbita, inesperada, inmaterial, toca las partes separadas y éstas se reúnen. ¿Quién es el que ha tocado? Yo no pue­do explicarlo. 

No he visto nada, no he escuchado nada, pero me he visto cambiado; repentinamente me he sentido transformado por el efecto de un poder todopoderoso. El Creador ha actuado, para la restauración, del mismo modo que actuó para la creación. Cuando sus manos tocaron mi ser, la inteligencia, el corazón y el cuerpo se reunieron para construir una unidad total. Luego se sumergieron en Dios y permanecieron allí durante todo el tiempo en que fueron sos­tenidos por la mano invisible, inasible y todopoderosa»
El arte de la oración