lunes, 28 de noviembre de 2016

El amor propio, máximo obstáculo que nos retarda para llegar al sumo bien.- Tomás de Kempis (1.380-1.471)


1. Hijo mío, es necesario que lo des todo por el Todo, y no ser nada de ti mismo.

2. Has de saber que el amor propio te es más perjudicial que cualquier otra cosa del mundo. Según sea el amor y afición que tengas a las cosas circundantes, estarás más o menos adherido a ellas.

3. Si tu amor fuere puro, simple y bien ordenado, no serás esclavo de cosa alguna. No ambiciones lo que no te es lícito poseer. No codicies lo que puede poner trabas a tu alma y arrebatarte la libertad interior.

4. Es realmente extraño, por lo absurdo, que no te abandones libremente a Mí con todo tu corazón y con todo lo que puedas tener y desear.

5. ¿Por qué te consumes en vana tristeza¿Por qué te fatigas con cuitas superfluasObra en todo de acuerdo con mi querer, y no tendrás que lamentar ninguna pérdida.

6. Si tienes preferencias en todo, y si, en atención a tus conveniencias y por seguir tu propia voluntad, quieres estar en una u otra parte, nunca tendrás momento de reposo, ni estarás libre de inquietudes.

7. Porque en todas las cosas indistintamente se ocultan deficiencias, y en todas partes y dondequiera que vayas habrá siempre quien se oponga a tus deseos.

8. Por eso la quietud y sosiego del alma consisten, no en la satisfacción exterior de uno o más deseos, sino más bien en despreciar y cortar de raíz esos mismos deseos [mundanos] del corazón.

9. Y no debes entender por esos apetitos solamente el ansia de dinero y la avidez en amontonar riquezas, sino también la sed insaciable de honores, de aplausos y lisonjas, cosas todas que se esfuman con la existencia [Sic transit gloria mundi].

10. Mal podrá defenderte el medio ambiente y la condición del lugar, si no te anima el fervor de espíritu. No durará mucho tiempo la paz buscada por defue­ra, si falta el verdadero fundamento y la virtud del corazón.

11. Es decir, que si no descansas en Mí, puedes cambiar de lugar, pero no puedes mejorarte a ti. Porque nada más que se te ofrezca una oportunidad, la aprovecharás sin duda; y entonces hallarás aquello mismo de que huías, y aún mucho más.


Oración para implorar la pureza de corazón y la sabiduría celestial

12. Confírmame, Dios mío, en la gracia del Espíritu Santo. Dame fuerza para afianzar en mí el hombre interior y vaciar mi corazón de toda inútil solicitud y congoja.

13. Que no me Sienta atraído por los vanos deseos de cualquier cosa de este mundo, sea despreciable o preciosa, antes las considere todas como transitorias, y a mí mismo como quien ha de pasar también juntamente con ellas.

14. Porque no hay nada estable bajo el sol, en donde todo es vanidad y aflicción de espíritu. ¡Oh, qué sabio es el que sabe justipreciar así las cosas!

15. Dame, Señor, la celeste sabiduría, para que aprenda a ir siempre en tu buscaanteponiéndote a todas las cosas, a gustarte y amarte sobre todas, y a conocerlas, no sólo como son en sí mismas, sino según la estima que de ellas haces en tu infinita sabiduría.

16. Concédeme, Señor, que con prudencia sepa declinar las palabras de quien me acaricia con lisonjas y sepa sufrir al adversario que me acosa.

17. Porque es gran sabiduría no moverse complacido al soplo de cualquier viento de palabras, ni prestar oídos al canto engañoso de la sirena tentadora; sólo así se anda seguro por el camino emprendido.

Imitación de Cristo
Libro Tercero, Cap. 27