sábado, 18 de marzo de 2017

Obrando desde el fondo más íntimo del alma.- Maestro Eckhart (1.260-1.327)


«Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo»; esto no lo debéis interpretar con miras al mundo exterior, cómo comía y bebía con nosotros; tenéis que comprenderlo con respecto al mundo interior. Así como es verdad que el Padre en su naturaleza simple engendra a su Hijo en forma natural, también es verdad que lo engendra en lo más entrañable del espíritu y esto es el mundo interior. Ahí el fondo de Dios es mi fondo, y mi fondo el de Dios. Ahí vivo de lo mío, así como Dios vive de lo suyo. Para quien mirara alguna vez en este fondo, aunque fuera por un solo instante, para ese hombre mil marcos de oro amarillo amonedado valdrían lo mismo que un maravedí falso. Desde este fondo más entrañable has de obrar todas tus obras sin porqué alguno. De cierto digo: Mientras hagas tus obras por el reino de los cielos o por Dios o por tu eterna bienaventuranza, [es decir], desde fuera, realmente andarás mal. Pueden aceptarte tal cual, pero no es lo mejor. Pues de veras, quien se imagina que recibe más de Dios en el ensimismamiento, la devoción, el dulce arrobamiento y en mercedes especiales, que [cuando se halla] cerca de la lumbre o en el establo, hace como si tomara a Dios, le envolviera la cabeza con una capa y lo empujara por debajo de un banco. Pues, quien busca a Dios mediante determinado modo, toma el modo y pierde a Dios que está escondido en el modo. Pero quien busca a Dios sin modo lo aprehende tal como es en sí mismo; y semejante persona vive con el Hijo y Él es la vida misma. Si alguien durante mil años preguntara a la vida: «¿Por qué vives?»… ésta, si fuera capaz de contestar, no diría sino: «Vivo porque vivo». Esto se debe a que la vida vive de su propio fondo y brota de lo suyo; por ello vive sin porqué justamente porque vive para sí misma. Si alguien preguntara entonces a un hombre veraz, uno que obra desde su propio fondo: «¿Por qué obras tus obras?»… él, si contestara bien, no diría sino: «Obro porque obro».

Donde termina la criatura, ahí Dios comienza a ser. Pues bien, lo único que Dios te exige, es que salgas de ti mismo, en cuanto a tu índole de criatura, y que permitas a Dios ser Dios dentro de ti. La menor imagen de lo creado, que en algún instante se forma dentro de ti, es tan grande como lo es Dios. ¿Por qué? Porque te impide [tener] un Dios entero. Justamente allí donde entra la imagen, Dios debe retirarse así como toda su divinidad. Mas, donde sale la imagen, allí entra Dios. Él desea tanto que tú salgas de ti mismo, en cuanto a tu índole de criatura, como si de ello dependiera toda su bienaventuranza. Pues bien, mi querido hombre, ¿qué daño te hace si le permites a Dios que sea Dios dentro de ti? Sal completamente de ti mismo por amor de Dios, luego Dios saldrá por completo de sí mismo por amor de ti. Cuando estos dos salen, entonces lo que queda es un Uno simple. En este Uno el Padre engendra a su Hijo dentro del manantial más íntimo. Allí sale floreciendo el Espíritu Santo y allí surge dentro de Dios una voluntad que pertenece al alma. La voluntad es libre mientras no se halla afectada por ninguna criatura y por nada que sea criaturidad. Cristo dice: «Nadie asciende al cielo sino Aquel que ha bajado del cielo» (Juan 3, 13). Todas las cosas fueron creadas de [la] nada; por eso su verdadero origen es [la] nada, y en cuanto esta noble voluntad se inclina hacia las criaturas, en tanto se derrama con ellas en su nada.

Ahora cabe preguntar: Esta noble voluntad ¿se derrama hasta un punto tal que nunca puede volver? Los maestros dicen por regla general que nunca volverá, en cuanto se haya derramado junto con el tiempo. Mas yo digo: Toda vez que esta voluntad se aparte de sí misma y de toda criaturidad, volviendo por un solo instante hacia su primer origen, la voluntad se presentará [otra vez] en su recta índole libre y es libre; y en ese instante se recupera todo el tiempo perdido.

A menudo la gente me dice: ¡Rogad por mí! Entonces pienso: ¿Por qué salís? ¿Por qué no permanecéis dentro de vosotros mismos y echáis mano de vuestro propio bien? Si lleváis dentro de vosotros toda la verdad en su esencia.

¡Que Dios nos ayude a permanecer verdaderamente adentro del modo señalado, [y] a poseer toda la verdad inmediatamente y sin distinción en la verdadera bienaventuranza! Amén.
Sermón Vb

Allí donde nunca entró el tiempo, en donde nunca cayó el brillo de una imagen, en lo más entrañable y lo más elevado del alma, crea Dios todo este mundo. Todo cuanto creó Dios hace seis mil años, cuando hizo el mundo, y todo cuanto Dios habrá de crear luego de mil años -con tal de que el mundo exista durante todo ese tiempo- lo crea Dios en lo más entrañable y lo más elevado del alma. Todo lo pasado y todo lo presente y todo lo futuro, lo crea Dios en lo más entrañable del alma. Todo cuanto obra Dios en todos los santos, lo obra en lo más entrañable del alma. El Padre engendra a su Hijo en lo más entrañable del alma, y te engendra a ti junto con su Hijo unigénito [y] no [en condición] inferior. Si he de ser hijo, tengo que ser hijo dentro del mismo ser en que Él es Hijo y en ningún otro.
Sermón XXX