Fieles al Espíritu de verdad que prometió no abandonar nunca a su
comunidad, los miembros de la Iglesia interior vivieron en silencio y en
actividad real, y unieron la ciencia del templo de la antigua alianza con el
espíritu del gran Salvador de los hombres, el espíritu de la alianza interior;
esperando humildemente el gran momento en que el Señor los llamará y reunirá su
comunidad para dar a toda letra muerta la fuerza exterior y la vida.
Esta comunidad interior de la luz es la reunión de todos aquellos que
son capaces de recibir la luz de los elegidos: es conocida bajo el nombre de
Comunión de los Santos. El depósito primitivo de todas las fuerzas y de todas
las verdades ha sido confiado, en todo tiempo, a esta comunidad de la luz; sólo
ella, como dice San Pablo, está en posesión de la ciencia de los Santos. Los
agentes de Dios fueron formados por ella en cada época, pasaron del interior al
exterior y, como ya hemos dicho, comunicaron el espíritu y la vida a la letra
muerta.
Esta comunidad de la luz ha sido, en todo tiempo, la verdadera escuela
del Espíritu de Dios; y, considerada como escuela, tiene su Cátedra y su
Doctor, posee un Libro en el que estudian sus discípulos, también, formas y
objetos que éstos estudian y, finalmente, lo hacen siguiendo un método.
Tienen también sus grados según los cuales el espíritu puede
desarrollarse sucesivamente y elevarse cada vez más.
- El primer grado y el más bajo, consiste en el bien moral, por el que la voluntad simple, subordinada a Dios, es conducida al móvil puro de la voluntad, es decir, Jesucristo, a quien ha recibido por la fe. Los medios de que se sirve el espíritu de esta escuela son llamados inspiraciones.
- El segundo grado consiste en el asentimiento intelectual, por el cual el entendimiento del hombre de bien, que está unido con Dios, es coronado con la sabiduría y la luz del conocimiento; los medios de que se sirve el espíritu para esto se llaman iluminaciones interiores.
- Finalmente, el tercer grado, y el más elevado, es la total apertura de nuestro sensorium interno, por el que el hombre interior llega a la visión objetiva de las verdades metafísicas y reales. Este es el grado más elevado en el cual la fe se convierte en visión; las visiones reales son el medio de que se sirve el espíritu para ello.
Esta escuela de la sabiduría ha sido siempre la más secreta y oculta
del mundo, pues es invisible y está sometida únicamente al gobierno divino.
No ha estado jamás expuesta ni a los accidentes de los tiempos ni a las
debilidades de los hombres. Porque, en todo tiempo, sólo fueron elegidos los
más capaces, y en ello el Espíritu que los escogía no podía equivocarse.
La nube sobre el Santuario – Cartas Metafísicas